Deficiencia Auditiva Infantil

¿Oye bien nuestro niño?

Es de vital importancia asegurarnos de que nuestros niños oyen bien. De ello, depende la adquisición del lenguaje oral y sus aprendizajes futuros, en definitiva, todo su desarrollo global y afecta a cinco de cada mil niños en el momento del nacimiento.

Las deficiencias auditivas pueden ser de dos tipos: congénitas (presentes desde el nacimiento) o adquiridas. Su pronóstico dependerá de diferentes variables como; la etiología, la edad de adquisición, la localización de la lesión, el grado de pérdida auditiva, etc. Lo primordial es detectarlas lo antes posible para poder tratarlas y prevenir dificultades en el desarrollo del niño; ya que, repercute en el desarrollo emocional, académico y social.

¿Cómo podemos detectarlas?

Desde el año 2003 existen en todo el ámbito estatal los «Programas de Detección Precoz de la Sordera Infantil» que se llevan a cabo en los hospitales, en el momento del nacimiento del niño. La información sobre estos programas se recoge en el  «Libro Blanco de la Hipoacusia«. El objetivo de estos programas es la detección temprana de deficiencias auditivas congénitas. Una vez detectada alguna dificultad en el proceso auditivo, se procede a establecer un diagnóstico y un tratamiento que realizará un equipo multidisciplinar compuesto por profesionales como: pediatras, audioprotesistas, radiólogos, genetistas, logopedas, personal sanitario, y el otorrinolaringólogo será el especialista que coordine y dirija las actuaciones de intervención. El tratamiento, se basará en tres pilares fundamentales: la amplificación audioprotésica, la estimulación y logopedia a través de la Atención Temprana.

La mejor forma de detectar las deficiencias auditivas adquiridas; que pueden aparecer durante la infancia es acudir a las revisiones médicas, las visitas al pediatra y consultar a profesionales (otorrino, logopeda, profesores, etc..) en caso de que surja cualquier sospecha  para poder poner en marcha el protocolo de detección, diagnóstico y tratamiento lo antes posible. Tal y como se ha comentado al principio del post, es de vital importancia la detección temprana sobre todo en los primeros años de vida, debido a la plasticidad cerebral y a que las pérdidas de audición puedan tener efectos permanentes en el desarrollo del lenguaje y por ende, el desarrollo global del niño.

En cualquier caso, lo más importante de todo el proceso es el niño y su familia, a las cuales hay que informar, escuchar, orientar y formar haciéndolas participes de los equipos multidisciplinares tanto en el diagnóstico como en el tratamiento de su hijo. También es importante informar y formar a las personas que comparten el día a día del niño; como el entorno familiar y el escolar. Además de todos los profesionales ya mencionados, quería comentar que la presencia de las asociaciones de sordos suponen un gran apoyo para el niño y las familias no solo durante todo este proceso, sino a lo largo de toda su vida.

Desde la Confederación Española de Familias de Personas Sordas (FIAPAS), junto con la Comisión para la Detección Precoz de la Hipoacusia CODEPEH y con la colaboración del Ministerio de Sanidad, Servicios  Sociales e Igualdad y la Fundación Once han publicado este vídeo que explica en muy poquito tiempo y de forma muy clara La Detección de Deficiencias Auditivas Infantiles. Si tenéis 5 minutos… ¡no os lo perdáis!

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